Por cuarto año consecutivo, el
Real Madrid jugará los cuartos de final de la Champions League. El mínimo exigido para el mejor equipo de la historia de la competición y para uno de los clubes con mayor presupuesto de toda Europa. Volvió a ganar al Schalke, esta vez 3-1 en el Bernabéu, acumulando un 9-2 global que evidencia de la superioridad del Real Madrid en la eliminatoria. Pero eso hoy es lo de menos. En esa próxima ronda, donde el himno de la Champions ya pone a cada equipo en su sitio,
no estará Jesé Rodríguez, el mirlo del fútbol español. El Cristiano Ronaldo nacional. Ni estará ahí, ni se le verá en los próximos seis meses en un terreno de juego. Ojala estén equivocados los servicios médicos del Real Madrid, pero si los malos presagios de su primera exploración se confirman en las próximas horas, el canario tiene roto el ligamento cruzado de su rodilla derecha. Menudo mazazo para el mejor canterano que ha salido de «La Fábrica» en todo el siglo XXI.
(Narración y estadísticas)
Y todo porque un tarugo vestido de futbolista-armario,
llamado Sead Kolasinac, entró a Jesé a los dos minutos de partido como un elefante lo hace en una cacharrería. El jugador bosnio arrolló al canario cuando éste protegía un balón con su cuerpo. La innecesaria como potente entrada del defensa del Schalke echó al suelo a Jesé en mala postura, ya con su rodilla derecha girada. Si no había ya sufrido ya de por sí bastante daño, el balcánico remató la faena en la caída echando todo el peso de su cuerpo en la misma rodilla lastimada de Jesé.
Tocado y hundido. Ni pudo irse del terreno de juego por su propio pie. Bale ocuparía su lugar.
Mientras tanto, con Jesé camino del hospital, el partido siguió su curso y tras unos primeros veinte minutos condicionados por la lesión del chaval y por una intensidad muy al límite del equipo alemán, el Madrid se adueñó del balón y empezó a crear peligro. Dos cabezazos altos de Ramos y Varane avisaron al Schalke. El que nunca lo hace es Cristiano. Mediada la primera mitad, el luso abrió el marcador en la primera bola que tocó. Morata recibe un balón de espaldas en la frontal del área, se gira para zafarse de su marcador, ve la internada de Bale por la derecha, el galés asiste a Cristiano y éste marca a placer. Para eso jugaba Ronaldo, para devorar récords. Era su gol número doce en la Champions, que igualaba su mejor marca.
Tras el gol de Ronaldo, Morata tuvo el segundo en dos claras ocasiones que erró inexplicablemente. El canterano ha perdido la confianza que tuvo en los primeros meses de competición. Demostró ganas y maneras, pero a la hora de la verdad, la portería se le hizo más pequeña que el acceso de los niños en el Imaginarium. Hizo el tercero de los blancos, sí. Pero fue a puerta vacía y tras volver a perdonar otro par de goles cantados.
Empata el Schalke
Del posible 2-0, se pasó al empate a uno bordeando el descanso. Una incorporación de Hoogland desde el centro del campo, sin jugador madridista alguno que le saliera la paso, acabó en un chut del lateral alemán que rebotó en la pierna derecha de Ramos y dejó a Casillas con el molde. De la nada, sacó un tanto el Schalke que ponía cierta incertidumbre en el partido, que nunca jamás en una eliminatoria más que sentenciada.
Tras el refrigerio, Ancelotti minimizó todo lo que estuvo en su mano más daños innecesarios. Xabi Alonso se quedó en la ducha y Sergio Ramos fue sustituido por Carvajal a los pocos minutos. Ambos serán titulares el domingo en el clásico. Mientras tanto, el partido se convirtió en un «correcalles» donde nunca jamás puede ganar el equipo que comete esa temeridad contra el Madrid. Ronaldo y Morata pusieron el 3-1 definitivo y el luso estrelló otro par de balones en los postes. La insaciable sed de gol del portugués no conoce sequías. Con su doblete de hoy, ya suma 13 tantos en la Champions esta temporada, 64 goles en el total de la Copa de Europa, a tres de Messi (67) y a siete de Raúl (71), máximo goleador de la historia de la competición. Además, con 242 tantos, iguala a Puskas como cuarto mejor goleador de la historia del Madrid.
Isco y Bale tuvieron en sus botas más opciones de aumentar la cuenta, pero ni malagueño ni británico afinaron el punto de mira. Eso sí, el galés se marcó ayer otro partidazo con otras dos asistencias e iniciando la jugada del segundo gol de Cristiano. En las botas de ambos se aposenta el éxito del Madrid en esta Champions, cuyos cuartos de final comienzan este viernes, con el sorteo.
