jueves, 28 de enero de 2016

Judios

El origen de los judios en la Republica Dominicana se remonta en 2 epocas, a dos vertiendes de judios: Los Judios Sefarditas y los Judios Asquenazies.
Los sefarditas son los judios hispano-portugueses que vivieron en la peninsula iberica hasta 1492.
Los Judios Sefardiez: fueron traidos por los Lilis a finales de 1880, desde Curazao y se establecieron en Santo Domingo donde desarrollaron el comercio importador y exportador. Hicieron importantes aportes al desarrollo cultural y cientifico.

Los asquenazi son los judios de origen europeo que se asentaron en Europa central y oriental despues de la destruccion romana de Jerusalen en el año 70.
Los judios asquenazies en el pais fueron acogidos durante el gobierno de Rafael Leonidas Trujillo en 1938 mientras huian de la caza de los Nazis en Europa.
Fueron censados oficialmente 500 judios, estos son los que fundaron el pueblo Sosua.
Los judios introdujeron la industria lactea y carnica.
Aun existe una sinagoga con un museo sobre la comunidad judia, que en la actualidad se disperso a Santo Domingo y la costa norte.
Arabes
La mayoría vinieron desde el Líbano huyendo a la invasión turca contra los católicos. El primer grupo llegó en el 1880 por la frontera haitiana y se establecieron en Elías Piña, Las Matas de Farfán y San Juan de la Maguana. Los demás llegaron a principios de siglo por San Pedro de Macorís y Puerto Plata. Sus más importantes aportes han sido:
a. Su contribución al crecimiento de la población.
b. La introducción al comercio de fantasía.
c. La introducción de la modalidad comercial de venta al plazo y del regateo.
d. Nuevos hábitos alimenticios: Kipe (quipe), tipile, berenjenas rellenas, repollito relleno, yogourt, etc.
e. En el país hay más de cien apellidos de origen árabe.
(Abinader, Wessin, Isa, Conde, Majluta, etc.).
Le caracteriza la total integración en la sociedad dominicana. El libanés, sirio, turco…que llega a nuestro país se ha integrado totalmente, siente y hace suya la nueva tierra, dejando en ella su sudor y otras veces su sangre a causa de la lucha política revolucionaria. Es decir, mueren por ella. Se integran en todas las área de la sociedad: después del comercio, en la política, el ejército, la ciencia ,el arte: pintura, música, literatura, poesía; el sindicalismo, los medios de comunicación, en la educación y rectoría de universidades,etc., realizando en cada una sus aportes y progresos.
A muchos dominicanos hasta le molestaba su modo de vida diaria al considerarlos “muy estrictos en sus gastos”, que van con “trajes inadecuados”, que su presencia traía “malas costumbre y vicios denigrantes”, que son gente que gana mucho y gasta poco”. Era la misma cantinela de queja habitual en los ciudadanos de un país que recibe inmigración: El periódico EL Diario de Santiago de los caballeros ya etiquetaba como “invasión” su alta presencia, tildándolos de “elementos inútiles, de ciegos, cojos, reumáticos, enajenados(…) vienen a nuestro país no a producir ni a contribuir en nada a su progreso”, para rematar con una impetuosa, radical e irracional xenofobia propugnando que “Hay que cerrarles las puertas y que se vayan a cantar bajito a las orillas de Jerusalén”-cualquier semejanza con actitudes contra los inmigrantes haitianos no es pura coincidencia-.
Chinos
Los Chinos: Llegaron en tres etapas:
a. El primer grupo llegó por San Pedro de Macorís a principios de siglo donde desarrollaron el comercio de repostería, lavandería mecanizada y el cultivo de legumbres.
b. El segundo grupo llegó por Santo Domingo a partir del 1949 cuando Mao Tse-Tung tomó el poder. Introducen las relojerías, los autoservicios, supermercados y los moteles.
c. El tercer grupo empezó a llegar a partir del 1974 desde China Nacionalista, cuando los Estados Unidos rompieron las relaciones comerciales. La mayoría se nacionalizaron dominicanos para poder continuar la comercialización. Se han dedicado a la hotelería (hotel Embajador y Punta Garza en Juan Dolio), a los condominios, zonas francas industriales, etc.
la inmigración china a República Dominicana se engloba en un vasto movimiento migratorio, determinado por condiciones económicas de extrema miseria y un alto conflicto ideológico y político.
Para 1988, había más de 30 millones de chinos diseminados por el mundo de los cuales 2,2 millones estaban en América.
En la historia del país hacia 1864 en la Guerra de Restauración se habla de la participación del famoso Pancho el chino en las guerras restauradoras.
Gregorio Riva, que tanto aportó al desarrollo del Cibao importó a mediados del siglo XIX una colonia de chinos desde Cuba para destinarlos a la fabricación de ladrillos y cal.
Al mismo tiempo formó con ellos una cuadrilla que se dedicó a la construcción de depósitos y almacenes en Samaná, Yuna y Moca.
En 1870 construyeron el cementerio de Moca y uno de esos chinos de la cuadrilla de constructores formó familia y fue el padre de Mercedes y Antera Mota, educadoras dominicanas nacidas en San Francisco de Macorís.
Descendientes de las familias chinas traídas por Gregorio Rivas se diseminaron en la provincia Duarte y se reflejan en la familias Añil, Sanz, Victorio, Antonio, Amparo y Gómez.
En Puerto Plata hacia 1878 aumentó considerablemente el número de chinos por iniciativa del General Imbert, Gobernador del distrito.
En la ciudad de Santiago de los Caballeros hacia 1893 el Censo arrojó que había siete chinos todos varones.
La particularidad era que viajaban solos pero por las características de solidaridad familiar, traían más tarde, esposa, hijos, hermanos y sobrinos o se casaban con dominicanas.
Generalmente se dedicaban al negocio de lavanderías y restaurantes.
Arturo Bueno los describe así: " el chino es sumamente trabajador, honrado, cauteloso, inteligente y previsor. En comida no tiene límite; en cambio no aporta nada para el ornato de la ciudad donde vive; no es festivo; no asiste a los teatros, ni a las galleras, ni a las iglesias, parques, conciertos, bailes, hipódromos, juegos de pelota, reuniones políticas, conferencias, entierros ni procesiones; no celebra matrimonios ni bautizos y todo aquello que expansiona el espíritu para ellos es letra muerta. En cambio, siempre tiene en cuenta si alguien le hace un mal o un bien: en cualquiera de los dos casos tiene más tarde su castigo o su recompensa".
A principios del siglo XX había cierto pesimismo y desdén por la migración asiática, sobre todo porque para el dominicano era muy difícil asimilar las pautas culturales de reserva, austeridad, discreción y trabajo perseverante.

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